viernes, 24 de septiembre de 2010

A 69 años de la FUGA de la Gallina

Es una fecha de real trascendencia: 9 de Octubre. Y se refiere a 1949. Esa tarde, en un partido clásico por la Copa Uruguaya, primera rueda, el equipo sin acta de fundación se negó a salir a disputar el segundo tiempo, cuando era derrotado por 2 a 0 a manos de Peñarol y debía proseguir la lucha en los 45 minutos finales con dos hombres menos.

El temor a la goleada histórica, de aquel 9 de Octubre, dio carácter de inolvidable a la fecha para el hincha Peñarolense. Se constituyó entonces en "El día de la fuga", el día que el tradicional rival tuvo miedo, ubicándolo entre sus conquistas más preciadas, quizás la mayor a nivel local de todo el profesionalismo. Por lo antedicho, una reseña de los clásicos a través del tiempo, acentuando el periodo profesional (1932 a la fecha), debe centrarse en ese. 9 de octubre de 1949. La máquina carbonera del período pos huelga era de asombro. El equipo dirigido por el húngaro Emèrico Hirsch contaba con figuras que posteriormente serian la base de la selección Uruguaya que obtendría el titulo de campeón mundial en Maracaná. El ataque carbonero contaba con la mejor delantera del Uruguay con Alcides Edgardo Ghiggia y Oscar Omar Míguez, el cordobés Juan Eduardo Hohberg, se confirmaba la culminación de Schiaffino chico, el Pepe de la tercera mirasol del 45, y mantenía su vigencia el Patrullero Ernesto Vidal.

La fiel y apasionada parcialidad Peñarolense idolatraba esa delantera y con muchas ansias y ganas esperaba el clásico. El primero se jugó por el Torneo Competencia, una rueda de preparación que hacía en aquel entonces, todos contra todos, para ir formando los equipos (y los contratos). Ganó Peñarol 3 a 1, el 24 de Julio, con goles de Míguez, Hohberg y Vidal. Pero era el campeonato y solo un aperitivo para la hinchada de Peñarol. Lo importante era la Copa Uruguaya 9 de octubre de 1949. Una tarde de clásico nublada y de Iluvia. Una tarde para el mejor recuerdo carbonero. Ganó Peñarol el preliminar clásico 3 a 1: dos goles de Nicolás Falero y el restante de Hugo Villamide. La presencia del puntero-niño confirmaba la de Vidal en el partido de fondo.

Acá están los nombres para la historia: Flavio Pereyra Natero, Enrique Hugo, Sixto Possamai, Juan Carlos González, Obdulio Jacinto Varela, Washington Ortuño, Alcides Edgardo Ghiggia, Juan Eduardo Hohberg, Oscar Omar Míguez, Juan Alberto Schiaffino y Ernesto Vidal...

El árbitro fue Horacio Bochetti y las tribunas del estadio Centenario, pese a la Iluvia, presentaban la euforia y el color de tantas veces. El equipo sin acta de fundación se aplico bien en la defensa desde el primer minuto, atento a los antecedentes goleadores del carbonero y conociendo muy bien su propia inferioridad de juego ante el Decano del futbol Uruguayo.

Peñarol pareció subestimar al adversario o confiar absolutamente en la contundencia de su avanzada, Ia que empero y no concretaba en el puntillazo final. De aquello Salio un primer tiempo agradable, de trámite hermoso y carga a carga, con el Negro Jefe, eso sí, comandando en el medio de la cancha...

Impasable el canario González y exquisito Ortuño, de un manejo elegante. Cada nombre una nostalgia... Y había cinco más, impactantes: Ghiggia, Hohberg, Migues y Schiaffino que después de un mes largo estaban nuevamente los cinco juntos.

Hohberg pasó la pelota a Ghiggia; el Nato que amaga y dispara como una ardilla por la puma... Se va del Huevo Cruz y cuando le sale el Cato Tejera combina nuevamente con Hohberg... Al mismo tiempo, Míguez busca colocación por el centro y el Pepe y el Patrullero se meten... Aquello era incontrolable.

Sale Santamaría al cruce de Ia otra punta, pues la pelota vuela para Ghiggia, sin marca... El Nato no le da tiempo y cuando los dos Pini Ilegan a la jugada, saca un balinazo cruzado que vence irremediablemente a Aníbal Paz... G000000L...! Explota en grito el estadio, cuando iban 38 minutos.

Había tardado demasiado ese primer tanto, que fue en verdad la caída de la estantería.... El equipo de “los doctorcitos” estaba trabajando bien en defensa y el golpe no solamente les resultó duro, sino insuperable, Trascartón hubo otra disparada por la punta, del mismo Ghiggia, y casi, casi... Y a los 41’, apenas 4 minutos para terminar la primera parte del encuentro, un Penal que nadie discutió y marcó el árbitro Horacio Bochetti, dio la ocasión a Peñarol de ponerse dos goles arriba del tradicional rival.

Lo hizo efectivo Oscar Míguez, a media altura, cruzado, fuerte, siendo detenido por Aníbal Paz, que se la jugó hacia su costado derecho... La pelota iba con violencia y Paz no pudo retenerla. Atropella Vidal y la metió en el trampero.., El juez expulsó en ese momento a Tejera, por insultos y reclamando posición adelantada de Vidal que había tomado el rebote del arquero. La posición adelanta fue inexistente dado que el rebote fue de un hombre del equipo sin acta de fundación.

Total: 2 a 0 y movida del medio.
El equipo de “los doctorcitos” con diez hombres y dos minutos más tarde con nueve, pues Walter Gómez agredió al arbitro Bochetti, fruto de una frustración mayor dado el tramite del partido. Enseguida finalizó el primer tiempo con un tanteador mas lógico y contundente, prometiendo para el segundo tiempo una goleada histórica.

Pero no hubo segundo tiempo. Ya en el descanso, la noticia corrió como un reguero de póIvora: El equipo sin acta de fundación no se presentaría a jugarlo. Lo que Ia historia del futbol profesional recoge y para siempre como "el día de la fuga" o “la huida por el túnel”. El bolsilludo le temió a la goleada, no hubo en la historia de nuestro futbol otro episodio tan patente, tan confesado, de temor alde miedo a la goleada.




EPILOGO
Salieron los jueces, salió Peñarol a la cancha para que el pitazo final lo declarase ganador. Bochetti consultó al línea Pedro Obregón sobre el tiempo de tolerancia y luego dio por finalizado el partido.

La tarde, increíblemente, cambió de clima... La Iluvia había cesado en el descanso. Y cuando Peñarol quedó solo en la cancha, salió el sol. Increíble pero cierto. Así pasó a la historia y a la leyenda el día que ha de festejar Peñarol por siempre con el sabor impar del clásico de los clásicos.

Hoy en día el club de acta sin fundación, determinado a forjar una “nueva historia inventada e inexistente” sobre el fútbol Uruguayo alega que “abandonaron” por que supuestamente el arbitro favorecía a Peñarol. Esta mentira solo lo pueden creer los que niegan la historia verdadera y no tienen como esconder la vergüenza de que su club haya abandonado la cancha por cobardía, miedo a una goleada histórica. La maquina del 49 fue el pulmón del Uruguay campeón mundial del 50 y se podría decir que el Maracanazo fue producto de nuestro sentimiento “a lo Peñarol”. Nadie más que los que abandonaron discuten la superioridad de Peñarol en el campo de juego ese 9 de Octubre de 1949. Peñarol jamás abandono un campo de juego y es así que el club sin acta de fundación registra goleadas contra Peñarol, porque Peñarol JAMAS HIZO ABANDONO del campo de juego hasta cuando los árbitros descaradamente favorecían al rival.

El club sin acta de fundación no podía dejar que el cuadro del pueblo se burlara de la sociedad aristócrata que ellos representan y es así que recurrieron al deshonor del abandono que les pesara por toda la eternidad.


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