lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Por qué el bolso es la gallina? (carta escrita por una gallina hincha de naciomal)

Para ubicarnos, recordemos que en Uruguay hay dos cuadros grandes, Peñarol y Nacional.

Peñarol es el equipo más viejo, el decano del fútbol uruguayo, fundado en 1891 en una localidad de las afueras de Montevideo llamada justamente Peñarol.
Nacional fue fundado en 1899 y se formó por un grupo de universitarios, niños bien a los que no les gustaba que un equipo venido de un pueblito ganara siempre.
En resumen, Nacional desde su nacimiento mismo vive mirando a Peñarol.

El segundo lugar se repite en todos los aspectos, no sólo en antigüedad.
Peñarol es quien más hinchada tiene, Nacional es el segundo en cantidad de gente.

Peñarol es quien más veces salió campeón uruguayo, 48 veces, Nacional es el segundo, con 42.

Peñarol ganó 5 veces la Copa Libertadores de América, Nacional 3.

Pero además hemos perdido más clásicos y casi todas las finales que hemos jugado contra Peñarol, somos un fiasco, es muy frustrante.
De hecho en dos ocasiones no nos animamos a salir a jugar un partido contra Peñarol por temor a ser goleados.
El caso más famoso es el del clásico que se conoce como el Clásico de la Huida.
En ese partido perdíamos el primer tiempo 2 a 0 y sabíamos que en el segundo recibiríamos una goleada, por lo que no salimos a jugar el segundo tiempo.
Desde ese día nos dicen gallinas, y con razón, ya hace más de 50 años.

Nos hemos escapado en medio de un partido para no ser humillados, hemos perdido jugando 11 de nosotros contra 8 de ellos, hay jugadores que nosotros decíamos que eran un símbolo nuestro y se fueron de un clásico entregando la camiseta a nuestros rivales mientras nos humillaban en la cancha.
Ellos ganaron dos quinquenios de oro y nosotros solo uno... eso dolió porque no fue hace mucho, todos nos acordamos de los clásicos que nos ganaban de atrás después que les llevábamos dos goles de ventaja...

Esto nos da mucha bronca, pero cuando hemos querido reaccionar fuera de la cancha también nos ha ido mal.
Si peleamos contra su hinchada nos dan tremendas palizas, de hecho lo que mejor hacemos es correr, y tenemos varias víctimas entre nuestros hinchas.
Durante los partidos si vamos perdiendo, nos vamos y dejamos las tribunas vacías, duele demasiado ver la historia repetirse siempre igual.

Esta eterna paternidad, ha ido haciendo que los bolsos vivamos con el eterno complejo de estar condenados a ser segundones.
Cronológicamente fuimos segundos, deportivamente también lo somos, y como tampoco tenemos más gente que ellos, y ni siquiera les podemos pegar porque ellos nos pegan a nosotros, decidimos hacer lo único que podemos hacer...

Ellos son un cuadro de pueblo, nosotros siempre fuimos el equipo de señoritos.
Así que decidimos empezar a escribir la historia a nuestra conveniencia, ya que lo que nos falta de huevo nos sobra de abogados y alcahuetes.
Ocupamos lugares de poder en la Asociación Uruguaya de Fútbol para ganar los partidos en los escritorios, y logramos que en los últimos años a Peñarol le quitaran puntos por cualquier motivo, y a nosotros en cambio, por hacer las mismas cosas no nos penaran en absoluto.
Hicimos que perdieran más de 20 puntos en diferentes torneos después que ganaron el Quinquenio, para ver si podíamos emparejarlos; en uno hasta empezaron con -12 puntos!! jajaja.
Así pudimos ganar varias veces jugando finales contra cuadros chicos, con ellos fuera del camino.

También comenzamos una campaña para reescribir la historia.
Empezamos a inventar títulos que ganamos el siglo pasado, copas de un partido solo y que nosotros comparamos con la Libertadores para decir que teníamos más campeonatos internacionales, aunque fueran por las papafritas, no importa.
También empezamos a decir que ellos no eran de 1891, sino de 1913, y así poder restarles una cantidad de campeonatos y que apareciera como que teníamos más.

Todo iba bien, la mayor parte del periodismo estaba de nuestro lado, el diario de mayor circulación (El País) es gallina, ocupábamos los cargos importantes que nos hacían ganar partidos fuera de la cancha a nosotros y quitarles a ellos los puntos que ganaban jugando, nos dedicamos a reescribir la historia de Peñarol... y como los periodistas son de los nuestros nunca nos preguntaban por qué escribíamos nosotros la historia de nuestros rivales en vez de ocuparnos de nuestras cosas.

Es sencillo, si no podés demostrar que sos más viejo, recurrí a cualquier tecnicismo para decir que ellos son más nuevos de lo que son.
Si no podés ganarles, sacales puntos.
Si vos no podés ganar, inventá nuevas reglas, que para algo están los abogados, para interpretar las leyes como mejor nos convenga.

Así, con estas medidas conseguimos que las cosas fueran más parejas, y hasta a veces ganar.
Pero claro, estos métodos tienen un precio, la gente no es tonta.

Comenzaron a decirnos gallinas por no salir a jugar un partido para no recibir una paliza, pero luego comenzaron a decirnos gallinas con más ganas a medida que ellos ganaban más y más.
Cuando comenzaron a corrernos después del partido, más gallinas... cuando nos ganaban con 3 jugadores menos: gallinas!
Cuando hicimos trampas para impedir que siguieran ganando, la gente nos dijo que éramos más gallinas aún.

Cuando ellos nos decían gallinas una y otra vez, nosotros no podíamos decir nada...
Intentamos decirles que gallinas eran ellos, pero sirvió de poco, la gente sabía que las gallinas éramos nosotros.
Y cuando las cosas parecía que no podían ser peores, eligen a Peñarol como el mejor equipo del siglo XX !!

Con los años que dedicamos a decir que la Copa Aldao era más importante que la Libertadores, y así y todo vinieron desde Alemania a decir que Peñarol era el mejor, no solo de Uruguay, sino de toda América!
De poco valieron nuestros abogados, ni que gritemos que nosotros somos mejores, ni que ellos nacieron más de 20 años más tarde de lo que dicen...

Así que... aquí estamos, viviendo a la sombra de Peñarol, sin poder ganarles en la cancha, ni en las tribunas, ni fuera del estadio, ni en las estadísticas... y ahora, ni siquiera en los libros de historia.

Por eso somos las gallinas de Uruguay, una minoría de segundones, perdedores, envidiosos y cobardes que si las cosas se ponen difíciles abandonamos, entregamos la camiseta, o no salimos a jugar.

Pero no hay que perder el ánimo, si comenzamos ya, y ganamos todo de ahora en adelante, podemos aspirar a ser el mejor equipo del siglo XXI, y así igualarles al fin, que es lo que siempre hemos querido, y así dejar de ser las gallinas del Uruguay.

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